Hola!
Desde casi que comencé con esto del blog, tenía pendiente una entrada hablando
sobre el “diagnóstico” de infertilidad o esterilidad de origen
desconocido y por fin me he puesto manos a la obra
a escribirla.
Cuando
empiezas con pruebas para saber qué es lo que te impide quedarte
embarazada, sientes miedo de encontrar un problema y si finalmente
tienes la “suerte” de que todas y cada una de dichas pruebas
salgan bien, entras en una especie de ensoñación donde piensas que
el problema no existe, pero desde mi punto de vista eso no es así...
Creo que SIEMPRE hay una causa y simplemente no nos hemos realizado
la prueba adecuada para encontrarla, bien por dificultad o por incompetencia y al poner ese sello ya no siguen buscando motivos.
Luego
va pasando el tiempo y los intentos, sigues sin conseguirlo y te das
cuenta de que el no tener un enemigo al que ponerle cara, hace muy
difícil el poder vencerle. Descubres que el que las pruebas hayan salido bien es un arma de doble filo y que en el fondo dejas todo en manos del azar y eso es muy duro de asumir.
Además
de todo esto la sensación de incertidumbre es total y poco a poco
las fuerzas y la ilusión se van desvaneciendo.
Rafal Olbinski
Si
todo está bien ¿por qué no me quedo embarazada? Y te sientes
pequeña, frágil, desvalida e insignificante en un mundo donde
parece que solo estás rodeada de diosas de la fertilidad capaces de
quedarse embarazadas a la primera, en el mes justo para unir
vacaciones al permiso de maternidad o de elegir el sexo del bebé sin
equivocarse... Cuatro veces... (Casos independientes pero verídicos)
Todo
esto va mermando la autoestima y además tienes que callarte ante las
recomendaciones del comité de sabias en fertilidad que te
recomiendan que te relajes porque todo está bien y eres tú con tu
obsesión enfermiza la que te boicoteas y te fastidias no
embarazándote.
Por
favor, dejad de haced eso, no ayudáis en absoluto y hacéis
muchísimo daño culpándonos de nuestra infertilidad, si no tenéis
nada que decir que nos ayude, callaros. Porque es muy fácil opinar
con un hijo en casa y otro en tu vientre sobre la esterilidad
ajena...
Que
hayas sido madre no te hace una experta en reproducción humana, más
bien todo lo contrario, probablemente no tengas ni puñetera idea de
todos los factores que tienen que aunarse para que se produzca un
embarazo y éste llegue a término, simplemente tuviste suerte y lo
conseguiste en un par de polvos. Eah, ya me he “desahogao”.
Me
mordía la lengua ante estas insinuaciones porque realmente al estar
en origen desconocido no podía responderles diciendo cuál era mi
problema y sentía una tristeza y una frustración bestiales.
También
me pilló una época donde estaba psicológicamente muy hundida y me
costaba hablar sobre el tema sin llorar (de hecho nunca lo
conseguía), por aquel entonces y con el caso concreto que os cuento
estaba en betaespera de mi tercera o cuarta IA (no lo recuerdo
exactamente) y demasiado tenía con intentar mantener algo de ilusión
en ese tratamiento... Ahora le respondería y no me haría pequeñita
como entonces.
Pero
pasó el tiempo y tuvimos la enorme suerte de dar a parar con la
clínica de nuestros sueños y en la primera visita salimos de ahí
con un diagnóstico que siempre había estado ahí...
Después
de digerirlo (al menos en parte, aún duele cuando pienso en el
tiempo y salud perdidos) me cambió la percepción de mi problema.
Por fin tenía una causa, un enemigo con nombre y apellidos a quien
vencer. La endometriosis se convirtió en mi pesadilla hecha
realidad, pero también en la solución a todo ese malestar
acumulado.
Por
supuesto tuve una conversación con la persona que me hizo tanto daño
y con todas las demás que también me recomendaron vacaciones o
relax como solución a mi esterilidad. Me sentí orgullosa dando un
motivo físico a mi problema. Además por aquel entonces ya había
tomado la decisión de no emprender acciones legales contra la
Seguridad Social y me sentía fuerte y segura en mi decisión, por
primera vez hablaba de ello sin lágrimas.
En
cierto modo yo también pienso que las enfermedades y
problemas en muchas ocasiones son psicosomáticos (años de problemas
dermatológicos debidos a la ansiedad son la prueba de ello) o tienen
una explicación debida a nuestro estilo de vida o decisiones.
Desde
pequeña siempre quise ser madre en el año 2000, tenía ese sueño,
no me preguntéis por qué... (Quizás la conciencia de mi memoria de
pez me hiciese decantarme por ese año para llevar bien la cuenta de
la edad de mi hipotético hijo sin tener que hacer de calculadora
humana...) Pero en aquel entonces, aunque ya estaba con mi pareja y
sabíamos que queríamos estar juntos y tener hijos, no teníamos
donde caernos muertos y la noticia de un embarazo no habría traído
alegría desde el principio, cosa que nunca me hubiese perdonado.
Se
sabe que la endometriosis se debe en parte a posponer la maternidad.
Nuestro cuerpo está preparado para llevar a cabo embarazos desde el
comienzo de nuestra vida reproductiva, mantener la lactancia
prolongada y de este modo actuar de método anticonceptivo y
encadenar embarazo tras embarazo, lactancia tras lactancia hasta el
final de nuestra vida fértil.
Así
pasa con el resto de los mamíferos y no somos otra cosa que
animales, aunque nos empeñemos en olvidarlo.
Otra
cosa es que, evidentemente, nadie en su sano juicio que no pertenezca
a ninguna comunidad religiosa extremista hace esto hoy en día.
Hace
mucho que salimos de la cueva por fortuna, pero es cierto que la
endometriosis se agrava en cada ciclo menstrual y solo el embarazo y
la lactancia la frena y la mejora.
También
hay mucho de la alimentación, no soy ninguna experta pero las carnes
rojas, el gluten... agravan la enfermedad. Seguro que la
contaminación y los conservantes, colorantes y demás de los
alimentos también tienen que ver.
No
digo por esto que todas las mujeres que no sean madres adolescentes y
tengan tropecientos churumbeles vayan a generar endometriosis, por
supuesto que no, pero, aunque no se sabe la causa exacta, sí se
conoce que estas cuestiones son relevantes en el origen.
Volviendo
a mis pensamientos iluminados de la causa psicosomática de mi
enfermedad pienso que si hubiese podido ser madre joven como
fantaseaba de pequeña, esto puede que no hubiese sucedido, pero no
tengo sentimiento de culpa porque en aquel entonces haber sido madre
hubiese sido una locura.
A
veces lo que más temes se convierte en la solución.
Solo
sabiendo que la endometriosis había afectado a la calidad de mis
óvulos, pude decidir a tiempo que el siguiente paso sería pasar a
ovodonación.
De
haber seguido en origen desconocido probablemente habría continuado
intentando FIV tras FIV intentando obtener óvulos sanos y maduros, y
es más que probable que no tuviese aún a mi niña en brazos.
Espero
que si estás sin diagnóstico (que es lo que es en realidad para mí
estar diagnósticada como origen desconocido) pronto encuentres una
causa, o si no, que tengas la suerte de conseguir embarazo aunque no
la hayas localizado.
Un
beso y muchas gracias por estar siempre ahí.