Hola ¿Qué tal estáis?
Hacía mucho tiempo que quería escribir sobre dos temas que me parecen muy interesantes y que despiertan muchas dudas, muchas veces relacionados, como son la infertilidad o esterilidad secundarias y la maternidad con origen diferente, como indico en el título.
Quizás sean temas poco tratados y he contactado con dos mujeres que se han encontrado en esa situación y generosamente han querido ofrecernos sus testimonios.
¿Qué sentimientos se experimentan cuando tras ser madre sin tratamiento no consigues volver a serlo sin ayuda?
Una vez conseguida esa segunda maternidad o embarazo ¿Qué diferencias existen, si las hay, entre ambas?
Intentaremos responder a éstas y otras preguntas de la mano de Argia y Helena, además, en el tema de maternidad con gameto propio/donado también puedo aportar mi propia experiencia.
Para que no quede un post interminable, he decidido dividirlo en dos que publicaré simultáneamente.
En uno contaremos con la entrevista con Argia y alguna aportación personal y en el otro, el relato, sin pausas, de Helena.
Trataremos aquí cómo Argia vivió su infertilidad secundaria y su posterior maternidad a través de la ovodonación.
Me siento muy orgullosa de contar con su experiencia, porque juntas compartimos nuestros procesos en su día, y porque es una superviviente, como nos contará. No hago spoilers y os dejo con ella.
¿Cuánto tiempo tuvisteis de búsqueda para conseguir tu primer embarazo?
Me quedé embarazada de mi primer hijo después de cuatro o cinco meses de búsqueda natural.
¿Qué edad tenías al empezar a buscar el segundo embarazo?
Cuando comenzamos a buscar el segundo hijo, tenía cerca de 35 años, a los tres meses tuve una pérdida temprana en la semana 6.
Tardamos doce meses en pedir ayuda médica.
¿Qué sabías de reserva ovárica y fertilidad en general?
No tenía ni idea de reserva ovárica, nunca había leído nada sobre ello. De fertilidad, algo sabía, pero conceptos muy generales, sencillos, poco más.
Lo preguntaba porque una cosa que me llamó poderosamente la atención es que tras mi primer parto, recibí muchísima información sobre contracepción y me extrañó porque de fertilidad no se habla, pero hasta en ese momento, a lo contrario se puso mucho hincapié, no sólo en la adolescencia...
¿Cuándo y cómo empezaste a sospechar que podía haber un problema?
Sobre los seis u ocho meses de búsqueda, pero aún así esperamos algo más. Llegó un momento que después de leer información por internet, nos decidimos a acudir a una clínica y ya nos hicimos a la idea de que el tema se complicaba, por lo que no nos tomamos a mal el tener que hacer un tratamiento.
Estábamos concienciados y lo que queríamos era tener un segundo bebé. Mi pareja opinaba como yo, estaba mentalizado y por esa parte, íbamos a una, muy unidos y apoyándonos.
¿Tu hijo sabía que buscabas hermanito y que estabas en tratamiento?
No sabía que estábamos en búsqueda y mucho menos en tratamiento, era pequeño.
¿Cómo asumiste la donación?
Algo nos decía que cuando pedimos ayuda médica que íbamos a necesitar donación, mis ciclos irregulares me hacían sospechar.
No hice ningún tratamiento con óvulos propios. No sé por qué tuve claro que no quería alargar en el tiempo el proceso para que fuera con gametos propios. Yo quería tener un segundo bebé y quise apostar por la opción que tuviera más éxito. No me veía capaz de pasar muchas estimulaciones, acumulación de ovocitos...
Después leí que había muchas chicas que optaban por la "cesta" de óvulos, pero no lo contemplé como opción en su día. Me resultaba duro física y emocionalmente.
Tampoco necesité cerrar ciclo de gametos propios, quizás porque ya tenía a mi hijo mayor. No lo sé. Por eso te decía que no había tenido duelo genético como tal. Para mí esos embriones eran nuestros aunque fueran de ovodonación.
Nos supuso muchas charlas en la pareja, mucha reflexión, pero teníamos claro que íbamos juntos en esto. No sé si he sentido el duelo genético. tengo mis dudas, porque no he sentido pena, ni angustia, ni demasiada preocupación de cara a la ovodonación.
Me parece totalmente lógico también que haya mujeres o parejas que lo intenten con gametos propios antes de tirar por gametos donados. Es normal querer cerrar ese ciclo antes de empezar otro. A mí no me queda la sensación de "¿y si hubiéramos intentado con mis óvulos?". Nunca lo he llegado a pensar. Quizás porque nuestro hijo mayor estaba en nuestra vida.
¿Notaste diferencia entre embarazos?
No he notado diferencias en los dos embarazos en cuanto a vínculo, miedos... Mi segundo bebé vino después de 3 pérdidas, así que fue un embarazo cuidado, lleno de ilusión, con mucha emoción y sentí mucha felicidad durante todo el embarazo. Sentíamos que era nuestra última oportunidad a pesar de tener dos embriones más congelados, pero no íbamos a luchar más después de tres pérdidas entre los dos embarazos.
Quería compartir también mi visión sobre este punto, porque en mi caso, al tener un embarazo sin tratamiento después de siete años de esterilidad que sólo se superó con ovodonación, la diferencia entre embarazos sí que estuvo, pero no por el tema genético, ya que con mi primer embarazo de ovodonación, conecté emocionalmente y me vinculé desde el principio, porque confiaba muchísimo en él. Sin embargo, en el segundo, sin tratamiento, sentía rechazo, porque al saber de mi baja calidad ovocitaria, estaba convencida de que no sería un embarazo evolutivo y que se malograría en algún momento. Quizás como medida de protección... Y me da muchísima pena y me genera mucha culpa...
Lo que quiero decir es que el vínculo no está en los genes. Hay muchísimos otros factores.
¿Le contarás a tu bebé su origen?
A mí no me hubiera importado, pero mi pareja no quiere, dice que a quién le importa eso, así que, en principio, nos quedaremos así. Pienso que es una información que pertenece al niño o a la niña, ¿quiénes somos nosotros para contar nada? pero claro, no es fácil gestionarlo.
¿En el día a día notas diferencias con tus dos hijos en cuanto a vínculo?
A día de hoy no siento diferencia ninguna en ellos en cuanto a sentimientos, amor, cuidados, día a día... Me siento agradecidísima de que este pequeñín haya llegado a nuestras vidas, tan diferente a su hermano en todos los sentidos. Allá donde vamos es la sensación, llama la atención y a mí me llena de orgullo ser su mamá.
En mi caso, es totalmente así también, no hay diferencia, el amor hacia un hijo no se mide en parecidos, células o biología.
Y, para terminar, A partir de algún momento (eco, patada, nacimiento...) se olvida que no son tus óvulos o no se olvida y da algún pequeño pinchacito en el corazón al acordarse?
Sinceramente nunca tengo presente ni el tratamiento, ni la ovodonación. Cuando mi bebé era aún muy pequeñito, me diagnosticaron una enfermedad grave. Un shock muy fuerte, y aquello me hizo ver la fragilidad de la vida, que hoy estamos aquí y quizás mañana no, por tanto, he disfrutado del día a día a tope y desde muy dentro, así que no tenido mucho tiempo para ese tipo de pensamientos.
No sé, es como que me di cuenta de que lo importante es estar vivos y que soy afortunada de tener la familia que tengo.
Nunca tengo presente su procedencia, ni lo que nos costó, ni nada. Se quedó con nosotros y somos afortunados. Nunca he sentido ese pinchazo de angustia, ni cuando me preguntan a quién se parece (pregunta diaria casi, porque llama mucho la atención en nuestro entorno).
La pregunta del parecido me hace mucha gracia, nunca he sentido angustia ni rechazo por ello.
No es una negación de su procedencia, pero no tengo en mi mente todo su proceso. Me gusta recordar días concretos del tratamiento, aniversario de la transferencia, del positivo... pero en el día a no lo tengo en mi cabeza.
Tampoco ha tenido problemas de salud que estén vinculados con genética ni herencias, quizás si hubiera sido así, me sentiría más removida, más que nada por la incertidumbre, pero no, ahora mismo me siento en calma y sin angustia.
En mi caso no puedo decir que no lo recuerde nunca o que lo haya olvidado, pero no me supone ningún pinchacito más allá de la responsabilidad de hacerlo bien a la hora de revelar su origen, que en nuestro caso es nuestra opción. Al ya ir contando cositas para normalizarlo, lo tengo presente a menudo y quiero que ella también sea consciente de que para que naciese, además del amor de papá y mamá, actuaron en la ecuación unos doctores, embriólogos, enfermeras... y una chica que nos donó su óvulo, y que todos y cada unos hicieron posible que ella sea nuestra niña y que esté aquí con nosotros.
¿Algo más que quieras compartir?
Argia significa luz. La enfermedad es el revulsivo/impulso que hace que simplifiquemos la vida, ya que, cuando todo pende de un hilo, ¿qué importancia tiene lo demás?
El mismo año fue el nacimiento de mi bebé y el diagnóstico de mi enfermedad. En mi fuero interno pensaba: "¿Tanto hemos luchado para que nuestro segundo hijo llegue a este mundo y ahora me voy a morir dejado a mi marido con dos peques?... Fue duro el proceso...
Mil gracias por tu presencia, Argia, me ha hecho especial ilusión contar con tu testimonio por lo que nos une y por tu historia de superación. Me alegra muchísimo que estés aquí, que estés bien, y que tengas una familia tan bonita de la que poder disfrutar día a día.
¡De nada! Sé que nuestros casos no son los más habituales y está genial poder difundir experiencias por si pudiera ayudar. En su día a mí me supuso un apoyo terrible encontrar a nuestras primeras mamás ovo en Twitter.
Con su impresionante lección de vida nos quedamos.
Y a ti, muchas gracias por estar aquí y leernos, recuerda que también puedes leer la historia de Helena, otra experiencia de infertilidad secundaria, aquí.
Nube.