Hola!
Como
os comenté en el anterior post donde os contaba cómo fue mi parto,
volvería al blog solo para tratar temas sobre infertilidad o que
pudieran ser de utilidad y aquí estoy.
Hoy
quiero contaros mi punto de vista sobre un tema muy muy personal como
es el duelo genético.
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Intento
seguir activa en Twitter y si bien es verdad que no dispongo ahora
mismo del tiempo necesario para mantener una fluida y constante
interacción “en abierto” como hacía antes, sí que respondo a
todos los mensajes privados que me llegan y últimamente desde que ya
soy mamá es una constante el tema de la genética, o la ausencia de
ella, en nuestros bebés nacidos a través de la donación de óvulos (creo que es también aplicable 100% a doble donación o ADE).
No
os puedo convencer, ni hacer que vuestro duelo desaparezca o se
atenúe (¡Ojalá pudiera!: ese es un camino muy personal que nadie
podrá transitar por vosotros), pero lo que os puedo asegurar que
el proceso de ovodonación está cargado de emoción una vez te
liberas y te dejas fluir y os puedo contar cómo yo lo he vivido por
si mi ejemplo os sirve para desprenderos de miedos y lastres.
Cuando me enfrenté de verdad con lo que la esterilidad suponía debido a mi endometriosis (os dejo aquí el Picnic Online sobre este tema que organizaron Marian Cisterna y Eva Bernal. Sí, yo soy esa Nube... 😒), empecé a barajar opciones con miedo y superstición
por si adelantar acontecimientos se convertía en una profecía
autocumplida. Necesitaba saber que si el suelo se desmoronaba bajo
mis pies, podría saltar a otro puente y no dejarme caer.
Luego
llegó mi primera y única FiV propia y cuando los resultados de la
estimulación empezaron a mostrarse poco alentadores, lo hablé con
Mr. Cloud en ese paseo fatídico. Entonces no sabía mucho sobre el
proceso y aún me parecía un poco ciencia ficción, pero me aferraba
a la idea de que seguía habiendo cosas que hacer.
Después
de la infructuosa punción y de recomponer nuestros trocitos, lo tuve
claro. Estaba expectante temiendo el famoso duelo genético, pero
nunca llegó, al menos como yo lo esperaba...
Siempre
he creído que hay que reservar un lugar a cada sentimiento y
esconder la tristeza no sirve más que para que aflore posteriormente
de la peor de las maneras como cuando tratas de hundir una pelota en
el agua y cuando te despistas salta por los aires con fuerza.
Auguraba bajones emocionales, llantos, sentimientos de derrota...
Pero creo que era tan grande mi deseo de ser mamá, que esos momentos
nunca se produjeron, pero sí tuve otros.
Cuando
veía fotos mías de pequeña, el corazón me daba un pellizquito al
saber que mi futuro hijo no compartiría mis genes y sentía un poco
de pena. Si finalmente tuviese un bebé, no sabía cómo llevaría el
tema de los parecidos, que siempre son motivo de conversación entre
familiares y amigos, ya que nadie iba a saber el origen de su
nacimiento antes que él/ella mism@.
Siempre
me pareció que la genética es muy caprichosa, luego está la
epigenética, la convivencia, la casualidad...
¿Quién
no conoce casos de hijos que no se parecen a sus padres porque salen
a un tío lejano?
Conozco
un caso de la hija adoptada que es clavadita a su madre (tono de
piel, mirada, pelo, gestos, modo de hablar...). De hecho pocas
personas saben del origen de su hija y nadie se plantearía que no
son familia biológica.
Por
otro lado mi doctor nos comentó que una vez estuvieron mucho tiempo
buscando donante para una chica pelirroja, de piel y ojos claros y
finalmente su hijo nació siendo tan moreno como su papá.
Estos
son casos que me planteaba para restar importancia al tema genético
ya que un hijo procedente de tu óvulo no te garantiza que se te
parezca, pero de repente reparé en la mayor de las razones por la
cual nunca fue un tema que me obsesionase demasiado. Siempre estuvo
ahí y no me lo había ni planteado. El origen de mi propia familia
me ayudó muchísimo sin saberlo.
Mamá,
muchas gracias por ser tan valiente y haberlo hecho tan bien. (Ya se
lo he dicho en persona, pero me nace resaltarlo por aquí también)
Con el tema de los genes y los parecidos, a mi madre le han dicho que uno de sus nietos es idéntico a
ella (cuando no comparten ninguna carga genética, pero sí mucha
vinculación) y es cierto.
Volvamos
entonces a generalidades en las que también pensaba a menudo.
Tengamos
en cuenta que la persona elegida para ser nuestra donante (hada
madrina, como nos gusta llamarlas) compartirá con nosotras fenotipo,
por lo tanto no es “raro” que nuestro bebé se pueda parecer más
a nosotras que a su papá.
Por
otra parte, durante la gestación nuestro pequeño se alimentará de
nosotras y se pondrá en juego la epigenética. Aún no hay muchos
estudios sobre el tema, pero sí se sabe que la genética de la madre
modifica y modela la del bebé que lleva en su vientre.
De hecho hace poquito nació un ovobebé que es un calco de mamá.
Volviendo a mi caso en particular, os cuento que ya en las ecografías se empieza a hablar de parecidos (increíble pero cierto) y es curioso comprobar como cada cual arrima el ascua a su sardina y dependiendo del parentesco o afinidad del que observa, los parecidos irán en el sentido de aquel miembro de la pareja que le pille más de cerca.
Al
principio estos comentarios producían en mí una sensación extraña
e incómoda, pero poco a poco fue perdiendo intensidad y ya con el
nacimiento derivaron en que simplemente me hacían gracia.
Porque realmente es cierto que mi hija es muy parecida a su papá y a
la rama paterna, pero también tiene un rasgo muy característico mío
en su carita y viendo la primera foto mía de bebé, nos parecemos un
montón.
Por
último, si os planteáis si llegaréis a querer de verdad a vuestro
bebé si el origen genético supone para vosotros un gran problema,
estoy convencida de que sí. ¿Cómo no vas a amar con el más
profundo de los sentimientos a un bebé que has estado llevando y
haciendo crecer durante nueve meses y por el que has luchado hasta la
extenuación? Cuando te ves embarazada, lo sientes y ves su carita mirándote, no hay nada más que felicidad plena y pura.
Dudo muy mucho que se pueda querer más.
Deseo
de corazón que si has llegado aquí buscando ese rayito de luz de
esperanza, de alguna manera lo hayas encontrado.
La
ovodonación es un camino al que se llega después de mucho
sufrimiento, pero si finalmente consigues llegar a tu objetivo, es un
camino apasionante y lleno de magia.
Si
quieres compartir tu experiencia con este tema o si tienes alguna pregunta, no dudes en dejarme un comentario.
Un
beso muy fuerte y muchas gracias por estar siempre ahí.