Uff,
qué de cosas han pasado desde el último post. O no, en realidad se
resumiría muy rápidamente, pero para mí han sido los días, más
duros e intensos que recuerdo en mucho tiempo.
No
he podido escribir por falta de tiempo y porque no estaba pa´ná
y ahora me va a quedar un post interminable, pero creo que es mejor
no cortarlo en capítulos esta vez. Espero que tengáis paciencia
para llegar hasta el final.
¿Qué
preferís, la versión resumida o explicada?
Seré
buena y os hago spoiler del final, que yo me pongo muy ansiosa cuando
a una noticia le precede un prólogo interminable y si estoy
implicada, entro en apnea y a tener microinfartitos (Mr. Cloud por
favor, deja de hacerlo...)
Tenemos
la transferencia, si todo sigue bien como hasta ahora, este sábado
de dos blastocistos que espero que estén preciosos, sin duda para mí
lo serán.
Pinterest
Ahora
voy con la versión extendida explicando mis locos estados de ánimo,
porque se me ha ido la olla muy mucho y he estado muy alterada e
insoportable, lo reconozco...
El
lunes fue el día en que estaba programada la punción de nuestra
hadita-donante, nos avisaron el viernes previo que recibiríamos la
llamada durante la mañana, así que aprovechando que ese día no
tenía que ir a trabajar de mañana, no me despegué del teléfono ni
un segundo.
La
espera se me hizo eterna, pero la pasé acompañada de mis compañeras
de batalla a través del móvil y no me dejaron ni un segundo. De
hecho una de ellas inició un bonito movimiento al que siguieron
otras muchas para desearnos suerte a otras chicas que tenían ese día
noticias importantes y a mí: “todo cruzado hasta el pelo” y
empezaron a enviar fotos de sus trenzas. ¡No me digáis que no son
para comérselas! Emoción en estado puro.
Poco
antes de las 12 suena el teléfono y como lo tenía en la mano en ese
momento, por poco lo tiro, esperé dos segundos antes de contestar y
al otro lado, una voz amable me preguntó si era yo diciendo mi
nombre completo y dos apellidos y seguidamente me preguntó que cómo
estaba. Sólo pude contestar que estaba nerviosa y expectante,
queriendo que acabasen las palabras de cortesía y recordando, sin
querer, la vez anterior en que una doctora se dirigía a mí después
de una punción en la que estaba igual de impaciente e ilusionada. En
esas milésimas de segundo pasó por mi cabeza momentáneamente la
idea de que las palabras siguientes diesen malas noticias, pero
también me dio tiempo a analizar el tono de su voz e intuir que tras
esa voz dulce no podían venir nada negativo porque se vislumbraba
tranquilidad e incluso una media sonrisa.
Diez.
Esa
palabra sonó fuerte y clara y ya todo lo demás bajó de volumen.
Antes
me dijo que había ido todo muy bien y siguió explicando el
procedimiento: Debería empezar a ponerme 300 ml. de Progesterona
cada 8 horas, seguir tomando las 3 Meriestras diarias y
continuar también con el ácido fólico (hace años que tomo
ininterrumpidamente Femibión ProNatal I, que es muy completo y añade
más componentes y vitaminas. Tomo uno al día. El dueño del
laboratorio se paga las vacaciones gracias a mí cada año).
Al
día siguiente volvería a llamar a ver cómo se habían portado los
soldaditos espartanos de mi chico y me informaría de cuántos habían
fecundado.
Al
colgar me quedé unos minutos observando lo que había apuntado en el
cuaderno a la vez que hablábamos, y junto con la pauta no podía
dejar de mirar lo que con letra nerviosa, rápida y fea, fruto de los
nervios, había escrito: OK ¡10 maduros!
Así,
entre signos de exclamación.
Pensé
en mi donante. Espero que hubiese ido acompañada y se recuperase
pronto. Que sepa, que en algún lugar, hay una pareja que se emociona
nada más pensar en su existencia y esperan que todo le vaya muy bien
en la vida. GRACIAS.
Incluso
antes que a Mr. Cloud, informé a mis niñas, ya que a él le tocaba
trabajar en un lugar que no podía usar el móvil y además iba a
estar rodeado de gente, así que me dijo que prefería poder
disfrutar la noticia tranquilo conmigo en persona, y no tener que
mirar al móvil y tener que tapar su alegría (porque él estaba
convencido de que iría bien, yo no estaba tan segura...)
Se
me ocurrió una forma un poco ñoña para darle la noticia (a veces,
muchas veces, soy así). Me pinté las yemas de los dedos con
corazoncitos de rotulador permanente rojo. Uno en cada dedo.
Cuando
finalmente mi marido entró por la puerta, y me preguntó qué tal
había ido todo (con unos ojos llenos de expectación que ni el
muñequito más kawaii), le enseñé las manos con los dedos pintados
y me dijo: ¿Diez?, esperando mi confirmación y cuando le dije que
sí, nos dimos un abrazo de esos en los que se para el mundo y
lloramos juntos de pura felicidad.
Las
noticias siguientes fueron bastante buenas también, ya que habían
fecundado ¡ocho!. Seis eran muy buenos y otros dos intermedios
(palabras del embriólogo, para mí los 8 son pura magia y lo más
bonito del mundo).
Entonces
fue cuando empezó lo bueno... Me preguntó si queríamos hacer
transferencia a 3 días o si queríamos llevar a cultivo largo y
transferir en forma de blastocistos. Aunque sabía que se produciría
la pregunta no pude responder, porque mi idea siempre fue que tomaría
la decisión en función del número de embriones que hubiese y seis
me parecía en ese momento que era la medida justa intermedia para
considerar que no eran ni muchos ni pocos. Me dijeron que aún tenía
tiempo de pensarlo en próximas llamadas.
Las
horas posteriores se produjo en mi cabeza una ciclogénesis explosiva
cuanto menos. Pensé en todas las opciones, me puse en lo peor de lo
peor, me entraron todos los miedos, lo consulté hasta con las
paredes, me puse muy pesada y obsesiva.
Tenía
pánico a que sólo evolucionasen esos 6 y que por decidir llevar a
blastos nos quedásemos bajo mínimos. Quería ser conservadora y
poder incluso guardar alguno vitrificado para posteriores
transferencias por si la primera fallaba. Me paralizaba el miedo, era
incapaz de tomar una decisión.
La
verdad es que el que el día de la transferencia la decidan los
futuros padres me parecía estupendo, pero es muchísima presión y
pensar en tomar una decisión incorrecta me tenía muy agobiada.
Al
día siguiente de nuevo tuve problemas para ponerme en contacto con
la clínica y con ese caldo de cultivo en mi cabeza, me volví un
poco loca. Me habían llamado durante mi jornada laboral y no había
podido contestar, y en menos de dos horas volvía al trabajo y de
nuevo no iba a poder contestar y no podía llamar yo porque había
problemas con la línea de teléfono de la clínica.
En
ese estado de frustración me dio por llorar como una tonta, sí, sé
que soy gran defensora de no reprimir el llanto y no asociar palabras
peyorativas a ese hecho, pero realmente ahora me avergüenzo de no
haberlo gestionado de otra manera, pero es lo único que pude hacer
en ese momento.
Tras
mandarle un par de Whatsapps catastrofistas a Mr. Cloud, logré
calmarme un poco y volví a mandar un email y al momento la chica de
recepción, que es un amor, como todas las personas de la clínica
que han tenido que sufrirme en este tiempo, me tranquilizó diciendo
que llamarían bastante antes de que me fuese, pero que en esos
momentos no podían pasar la llamada porque justo estaban
microinyectando óvulitos y no podían pasar llamadas al ser algo de
tanta precisión que hasta el mínimo ruido puede interferir.
Me
gustó mucho saber que todo el equipo mimaba tanto el proceso.
Imaginé al embriólogo, que tan amable me atendía siempre, súper
concentrado haciendo magia con sus manos y ayudando a personas como
yo a crear vida. Me emocioné al pensarlo y me quedé muy muy
tranquila sabiendo que iba a poder exponer todas mis dudas con
tranquilidad estando en casa junto a mi cuaderno de dudas y mi boli
preparado para apuntar sus respuestas.
Además
la chica de recepción que me atiende siempre por teléfono (A
cualquier hora! Parece que vive en la clínica o tengo imán para que
siempre esté ella cuando yo llamo. Espero que le paguen muy bien) me
dio un número de teléfono alternativo por si alguna vez me volvía
a pasar lo mismo, tener otro al que recurrir. Luego le mandé un
mensaje de agradecimiento por ser tan cariñosa y paciente. ¿Qué
menos?
Creo
que si bien nos quejamos muchas veces de falta de empatía entre los
profesionales, está bien reconocer cuando lo hacen bien y te hacen
sentir cómoda y comprendida. Nunca está de más decirlo, porque a
todos nos gusta saber que se percibe y valora el amor con el que
hacemos las cosas y entre el equipo médico y administrativo me he
encontrado muy a gusto hasta ahora, esa es la verdad.
Volviendo
al comecocos... Mr. Cloud y yo habíamos llegado a la conclusión de
que nos dejaríamos guiar por la opinión de los que saben. Él decía
que no se veía capáz de tomar esa decisión tan importante porque
no sabía tanto del tema como yo, aunque se había informado todo lo
que había podido y que su opinión era esa. La verdad es que vi,
como casi siempre, que tenía razón. A veces nos creemos que sabemos
más que los médicos y muchas veces hay que escuchar más.
En
seguida llamó el embriólogo y me contó que seguían evolucionando
bien. Le trasladé mis dudas y me contó que bajo su opinión y
entendiendo que nos jugamos mucho y que quisiéramos asegurar más
intentos, su objetivo era intentar un embarazo a la primera y que el
mayor índice de que esto se produjese era con blastos. Así que tras
cambiar de opinión un par de veces en la misma conversación según
respondía a mis cuestiones, le dije, convencida por fin, que
seguíamos hasta cultivo largo.
De
todos modos el pobre hombre no estaba convencido de que estuviese
segura al 100% (muy normal, yo tampoco me hubiese tomado muy en serio
que alguien me diga tres decisiones diferentes y diametralmente
opuestas en menos de un minuto...) y me dijo que el mismo día en que
los embris cumplían 3 días, llamaría a primerísima hora para ver
si todo continuaba bien y si no, ese mismo día podíamos ir
corriendo a hacer la transferencia.
Y
ese día es hoy.
Nuestros
embris siguen evolucionando bien. De los seis más guapos tenemos
calidades 1 y 2 (en mi clínica son más de ciencias que de letras...
jeje) y de los otros dos embrioncitos, uno sigue siendo intermedio y
el otro va un pelín más rezagado pero también sigue evolucionando.
Así que ya no recibiremos más noticias hasta el mismo sábado, día
de la transferencia, a primerísima hora de nuevo.
Ahora
toca dejarlos tranquilitos, confiar en ellos, que hagan su trabajo,
se sigan poniendo bonitos y fuertes para venirse con mamá. (Uff, no
puedo escribir esto sin llorar...)
El
sábado iré con mis calcetines (que después de haber comprado otros, encontré en Fnac y son perfectos por la frase y por las nubes...) y mis braguitas de la suerte, también
tengo que comprarme un camisón que tengo que llevar que no tengo
ninguno, salvo los “zezis” de la boda y luna de miel. Menudas
risas me he echado con mis #ovogirls por este tema... ¿Os imagináis
que me presento con un picardías negro transparente para la
transferencia? No, que mis chiquitines se iban a pensar que su mamá
es un “pitón” verbenero y no se van a querer quedar... jajaja.
Os
dejo con las dudas resueltas por parte de mi embriólogo (algunas
respuestas las conocía gracias a la #infertilpandy, pero quería oírlo de
boca de él) por si en algún momento necesitáis tomar una decisión
de este calibre, podáis tener más datos y evitar, en la medida de
lo posible, la locura transitoria.
DÍA
3 vs BLASTOS
Primer
round. Los blastos descongelan un poco peor que los embris a día
3 (sobreviven un 85%, creo que este es el porcentaje que me dijo. El
otro índice es algo mayor, pero no me he quedado con el dato.)
→ Round
para los embris de 3 días.
Segundo
round. El llevar a los embris a blastos es recomendable para
poder seleccionar mejor a los más aptos. En caso de que haya
poquitos, es un riesgo que no merece la pena correr, ya que pueden
quedarse en el camino y que sí hubiesen podido evolucionar en el
útero. La tasa de supervivencia para llegar de día 3 a blastos ronda
el 60%.
→ Empate
técnico. Es necesario saber con cuántos embriones contamos para
poder atender a este criterio al decidir y también es algo muy
personal y subjetivo decidir lo que es tener muchos o pocos
embriones. Teniendo 6 buenos, no me parecía una razón de peso para
decidir en mi caso concreto.
Tercer
round. Los blastos tienen mayor tasa de embarazo que los embris a
día 3. Lo cual no significa que un embri de día 3 no pueda generar
un embarazo ni mucho menos, de hecho hay embris que a día 3
evolucionan y se implantan y no hubiese llegado a blasto (por muy
cuidado que sea el entorno del laboratorio, nunca llega a ser tan
bueno como un útero), pero si llegan, garantiza que son más
fuertes.
→ Round
para los blastos, que ganan por K.O.
Y
eso es todo, espero poder contaros que el sábado ha ido todo bien y
la fecha de mi beta.
Un
besazo desde las nubes (de color violeta, of course).
Si no llegas a dar la versión extendida que sepas que me quejo y te pido la hoja de reclamaciones!! Aquí hay que contarlo todito que queremos saber hasta qué calcetines vas a llevar, jejeje. Por cierto yo también llevé mis braguitas de la suerte.
ResponderEliminarMuchísima, muchísima, muchísima suerte. De corazón espero que lo consigas y nos des una muy buena noticia.
Un abrazo
Por amuletos que no quede! Jeje
EliminarMe alegra que hayas preferido la versión extendida, temía que hubiese quedado demasiado larga y no la terminase de leer ni el Tato...
Muchísimas gracias y muchísimos besos!
Ainnnn... Que emocionante y especial estáis haciendo del mes de febrero. Espero de corazón que esos balastos fortotes y bonitos se queden con sus papis por siempre. Sus titas virtuales los querrán mucho también!! 😘😘
ResponderEliminarQué bonito lo que me dices... Ojalá se cumpla!
EliminarY si es verdad que en una balanza febrero ha empezado con más noticias buenas que malas, a ver si sigue así!
Titas guays no les van a faltar! Gracias, linda.
Besazos de los gordos!
Me he enamorado de la bonita forma que tuviste de anunciarselo a Mr.Cloud. Deseando que llegue el sábado y podáis traeros a 2 de vuestros 💜💜
ResponderEliminarMuchísima suerte bonita!
Gracias, reina!
EliminarLo de los dedos fue improvisado porque de haber sido otro número no sé qué se me habría ocurrido... Jeje
Miles de gracias y miles de besos!
Va a salir todo bien princesa. Ya lo verás. Y es completamente normal el caos que se monta en nuestras cabezas cuando hay que tomar decisiones así.
ResponderEliminarCreo que ya te comenté nuestra experiencia. Nosotros logramos que fecundaran 10 embriones. Llegaron a blastos 6. Me implantaron 2 el pasado 8 de Junio. Tenemos 4 hermanitos en Laponia. Y a nuestra pequeña Gladiadora a días de nacer.
Os deseo toda la suerte del mundo. Todo cruzado ;-)
Gracias por compartir tu historia, preciosa! Eres mi primer referente.
EliminarQué ganas de conocer a tu pequeña!
Nosotros tenemos en Laponia a tres hermanitos.
Un besazo enoooooorme!